No hay nadie en Bucaramanga que pueda negar la incidencia que ha tenido para la ciudad el desplazamiento de los venezolanos a causa de la dictadura del gobierno de Nicolás Maduro y todos los funcionarios que rodean el régimen que ha destruido de forma inmisericorde a toda una nación.

Miles de historias de dolor, de sufrimiento y de resignación han quedado marcadas en cada rincón de Bucaramanga y en cada tienda a lo largo del corredor vial que cruza el departamento de Santander, un camino que han tenido que recorrer cientos de miles de venezolanos en búsqueda de un rincón en cualquier parte de América donde puedan construir una nueva vida en familia.

Son ellos quienes han tenido que aguantar la xenofobia de la gente, el rechazo de los gobiernos, el menosprecio de los organismos de seguridad y el hambre en los estómagos de sus hijos y de ellos mismos sin saber qué hacer con sus vidas y con su futuro. Una vida que jamás se le debería desear a nadie por más diferencias que existan entre los pueblos.

Por eso mismo causó tanta indignación que el concejal del Pacto Histórico en Bucaramanga Jorge Edgar Flórez Herrera, se haya burlado en el recinto del concejo de quienes rechazaban el actuar del gobierno criminal de Nicolás Maduro previo a las elecciones, porque con una ridícula sonrisa manifestó que más de uno después de las votaciones llegaría “aburridito”, dándole validez al triunfo electoral del chavismo bajo el amparo de que el Instituto Carter siempre había confirmado la legalidad del voto.

Con lo que no contaba este defensor del régimen, es que precisamente ese mismo instituto salió despavorido de Venezuela al observar semejante robo tan infame y prever la peligrosidad de las acciones que se vendrían contra quienes dieran testimonio en contra del dictador. Esa misma institución, con la que el concejal Flórez Herrera defendía la tiranía, dio una sentencia demoledora: “Las elecciones en Venezuela no pueden considerarse democráticas”.

Con esto el concejal Flórez se quedó sin discurso y de paso sin dignidad, porque a nadie le cabe en la cabeza que quien se hace llamar defensor de derechos humanos, se haga el de la vista gorda ante los abusos que todos estamos viendo en el país vecino, tal y como lo hizo cuando tuvo dentro de su equipo de trabajo a Duván Felipe Robledo alias “El Ovejo”, un explosivista del ELN investigado por los presuntos delitos de rebelión, tráfico, fabricación y porte de explosivos.

No sobra decir que el concejal Flórez trabajó en San Vicente del Caguán y jamás se le escuchó tampoco ponerse del lado de la población civil para rechazar los abusos de la guerrilla. Su oscurantismo de izquierda es claro, pero la posición que ha asumido frente a los abusos de la dictadura venezolana de Maduro, convierte a Jorge Flórez en el único concejal con inclinaciones chavistas de esta región y en un verdadero peligro para nuestra democracia.

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