El drama de los vecinos del “Space” de Bucaramanga
¿Qué tiene que hacer un Secretario de Planeación para evitar una tragedia en una ciudad?
La respuesta es simple: cumplir con su trabajo. Y eso es precisamente lo que no ha hecho Julián Silva Cala frente al Edificio “El Campanario”, ubicado en la Carrera 44 No 57-27 del Barrio Terrazas de Bucaramanga, donde los vecinos de esta edificación están conminados a vivir en condición de riesgo por culpa de Luis Carlos Mantilla Hernández, el constructor que viene burlándose desde hace más de ocho años de la administración pública gracias a las innovadoras interpretaciones urbanísticas del ex curador Luis Carlos Parra, quien sin pena alguna las terminó aplicando en el Municipio de Piedecuesta, donde a su exalcalde Danny Ramírez le parecieron una maravilla para poder así ayudar a todos aquellos constructores que le aumentaron la caja menor que tenía en compañía de Leonel Enrique Herrera Roa, quien se encuentra hoy al frente de la Subdirección de Ordenamiento y Planificación de la CDMB, que es en últimas el sitio ideal para negociar cuanto plan parcial o POT se le ponga en frente.
Un cargo en el que para desgracia de los alcaldes no estará solo, porque lo acompañará en la tarea el ex secretario de infraestructura del Departamento, Carlos Alberto Díaz Barrera como Subdirector de Gestión del Riesgo, y el Asesor Jurídico de la dirección general César Alfonso Parra Galvis, quien tendría que estar dando explicaciones de lo que pasó con este “Space” criollo por sus actuaciones como Secretario del Interior de Bucaramanga. Todo un equipazo el que montó Didier Tavera en la CDMB para que alcaldes, constructores y propietarios de terrenos se tomen un costoso trago amargo.
Suscribirme
Recibe mis artículos en tu correo
¡Que no les de mucha risa!
La señora Nubia Sanabria de Jurado y el señor Luis Miguel Reyes Ferro son los principales afectados por indebida construcción de este edificio, hasta el punto de recibir por parte del mejor geotecnista la recomendación de demoler sus casas debido al daño causado en sus estructuras principales, pues las vigas se han fracturado, las grietas en expansión no dejan de aparecer, los techos se están desplazando y los pisos presentan severas ondulaciones que han generado su quiebre.
La señora Sanabria tiene la inmensa fortuna de contar en su defensa jurídica con el abogado Ramiro Serrano Serrano, lo cual ya es de por sí una garantía de tranquilidad en medio de la tristeza que significa ver su hogar cayéndose a pedazos.
Pero el señor Reyes no cuenta con esa suerte, porque sus recursos no le permiten enfrentar judicialmente al constructor Luis Carlos Mantilla, el mismo que se le burla en la cara a los afectados cada vez que le reclaman por la condición de hacinamiento a la que se les obligó a vivir gracias a las triquiñuelas del ex curador Parra, quien hoy aspira a volver al cargo dentro del concurso que adelanta la Superintendencia del ramo, al igual que lo pretende la ex Secretaria de Planeación de Floridablanca Emma Lucía Blanco ¡Líbranos señor! Gracias a esa manipulación de normas, que consistió en otorgarle al constructor un perfil vial del año 1961 a fin de superar la ilegalidad que les significaba el haber adelantado la edificación sin la debida licencia, la familia del señor Reyes vive, cocina y duerme en la sala de su apartamento extendiendo y recogiendo los colchones todos los días, dado que las habitaciones de su propiedad fueron declaradas inhabitables debido a la excesiva humedad y moho que presentan las paredes, y evitar así las consecuentes infecciones pulmonares por esta situación. Algo que también se repite en el 30% de la casa de la señora Sanabria.
La familia del señor Reyes vive, cocina y duerme en la sala de su apartamento extendiendo y recogiendo los colchones todos los días, dado que sus habitaciones fueron declaradas inhabitables por la excesiva humedad.
¡La lucha continúa!
Aunque la lucha de estas personas aún continúa, al parecer los únicos esfuerzos que se hacen al interior de la administración pública de Bucaramanga en materia de planeación son aquellos que favorecen la ilegalidad de esta clase de edificaciones, así como el encubrimiento de infracciones urbanísticas como las cometidas en la estación de servicio de la Carrera 22 con Calle 41 del Barrio La Concordia, o el acomodamiento de la normatividad urbanística para poder construir edificios como el denominado “Flora Club House” de la Constructora Urbamares al lado de la subestación eléctrica de la carrera 33 detrás del Colegio La Merced.
Aquí la vida y la integridad de las personas importa muy poco y cada día que pasa se comprueba aún más. La señora Sanabria viene siendo tratada por médico psiquiatra Camilo Umaña Valdivieso, cuyo diagnóstico, que corresponde al de alguien que todos los días se acuesta a dormir a la espera de que el techo se le venga encima, por obvias razones no es muy alentador. Al respecto, el ingeniero Civil Ph.D. Gustavo Chio Chio conceptuó lo siguiente ante el Juzgado 13 administrativo de Bucaramanga: “La no construcción de (una) parte de los muros de contención en los parqueaderos del edificio, indujo un desplazamiento por desconfinamiento del terreno sobre el cual está cimentada la vivienda de la familia Jurado”.
Es una verdadera lastima que aquí los únicos que se estén “moviendo” sean los afectados, porque en la Alcaldía de Bucaramanga ya demostraron que son sordos ante el clamor de los ciudadanos. Ahí le queda la tarea al señor Julián Silva Cala, la cual puede cumplir en el tiempo que le quede libre después de que termine de favorecer las estaciones de servicio de sus amigos.
PRÓXIMA COLUMNA: Óscar Villamizar Meneses y el helicóptero del “Ñeñe