La silla donde se sienta Julián Niño Carrillo, gerente del Hospital Universitario de Santander, se encuentra ubicada a tan solo dos kilómetros y medio del despacho oficial del señor gobernador.

Una distancia que se recorre en 12 minutos si se va en carro, 7 minutos si se va en moto o 35 minutos si se va a pie, y no más de tres minutos si el mandatario utiliza el helicóptero de la policía nacional que lo lleva a todas las inauguraciones de sus obras, pero que al parecer no está acondicionado técnicamente para trasladarlo hasta los sitios donde debe salvaguardar la moralidad pública.

Dos meses han transcurrido desde que la señora Yamile González Restrepo, coordinadora del grupo asistencial de prestadores de servicios de la Superintendencia Nacional de Salud, le informó al señor Tavera, que el honorable gerente del HUS, para pagarle las cuentas a los contratistas, les exige de forma anticipada el pago de una comisión del 15% sobre el valor total de la deuda, so pena de no autorizarles ningún desembolso.

La Superintendencia, que no tiene ninguna competencia para sancionar al señor Niño, instó al gobernador para que pusiera la denuncia en conocimiento de la junta directiva de la institución hospitalaria, en aras de aplicar el Código de Conducta y buen Gobierno de la entidad, no sin antes advertirle que la Fiscalía General de la Nación y la Procuraduría Regional de Santander (risas) ya tienen conocimiento de los hechos. Esta es una de las primeras veces que un contratista se atreve a denunciar de frente los actos de corrupción que se vienen cometiendo en los hospitales de Santander, y por eso no se entiende el tiempo que se ha tomado el señor Tavera para decidir administrativamente sobre este asunto.

Los Niño no son ninguna perita en dulce y por eso la desconfianza se sobrepone a cada una de sus actuaciones, las cuales comienzan a adquirir importancia cuando su desfachatez afecta los recursos públicos del departamento.

No se que está pensando señor gobernador, pero ya va siendo hora que disimule tanta protección a esa familia.

Adenda: ¿Cuándo vendrá el Procurador General Fernando Carrillo Flórez a Santander para defender sus acomodadas actuaciones?

Próxima columna: Girón y sus demonios.

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