Sin una pista de aterrizaje en Floridablanca, la aeronautica podría impedir los vuelos.

El Parque Internacional del Parapente es una obra pública que le costó a la Gobernación de Santander y al municipio de Floridablanca más de 20 mil millones de pesos de la época. Esta edificación se construyó para darle al turismo de aventura un epicentro donde se pudieran concentrar visitantes y deportistas para disfrutar la emoción de volar sobre el mejor sitio naturalmente acondicionado del mundo en esta práctica, gracias a la influencia orográfica de sus vientos.

Sin embargo, este atractivo turístico se enfrenta al más grave de sus problemas: la falta de una zona de aterrizaje adecuada para los parapentistas. Este es un tema del cual se viene hablando desde el año 2012 sin que hasta la fecha se le haya prestado la debida atención. Lo delicado del asunto es que al día de hoy los sitios que podrían servir para ello ya son muy pocos. Diversos proyectos urbanísticos y comerciales han venido desarrollándose en las tierras más aptas para un sitio de aterrizaje y, según el Reglamento Aeronáutico de Colombia RAC 4.25 expedido por la Aerocivil, el parapentismo no se puede practicar si no se cuenta con dicho espacio, lo cual llevaría al cierre inminente de los voladeros en la zona acabando así con esta práctica en la región.

La falta de un sitio propio para aterrizajes crea una delicada incertidumbre legal, ya que los pilotos pueden verse envueltos en conflictos con propietarios de tierras privadas donde no cuentan con los permisos para aterrizar.

La falta de esta infraestructura no solo afecta a los parapentistas locales, sino que también puede tener un impacto negativo en el turismo, un sector vital para la economía de Floridablanca. Sin un sitio seguro para aterrizajes, el número de visitantes podría disminuir, afectando a hoteles, restaurantes, y otros negocios locales que dependen del flujo de turistas. Además, la situación deja entrever la incapacidad administrativa y gerencial que tuvo la administración pública municipal y departamental durante los últimos ocho años para gestionar de manera efectiva la solución a un problema que disminuiría irremediablemente los recursos turísticos.

Han sido muchos los clamores por resolver esta situación, incluyendo el llamado de atención que hizo el senador Fabían Díaz Plata ante la Comisión Séptima del Senado, el cual, como siempre, no pasó más allá de un mensaje en twitter y un par de videos en Facebook de una voz chillona sin trascendencia política alguna en el país.

En conclusión, la necesidad de una zona de aterrizaje es urgente y no puede ser ignorada por más tiempo. Es hora de que las autoridades actúen de manera decisiva para resolver este problema porque la comunidad, los parapentistas, y los turistas se merecen en la permanencia del tiempo un lugar seguro donde disfrutar de este deporte sin miedo ni incertidumbres. Es urgente que el Indersantander abra una mesa de trabajo con todos los actores para salvaguardar este deporte en el Departamento ¡Saquele tiempo doctor Ariel!

Comparte este artículo