El POT de Puerto Colombia: una negociación entre bandidos
El proyecto habitacional denominado +House Caujaral es uno de los ejemplos más claros de la corrupción urbanística del municipio de Puerto Colombia en el departamento del Atlántico, donde el ex Gobernador Eduardo Verano de La Rosa abrió las puertas de la ilegalidad haciéndose el de la vista gorda cuando se le dio a conocer que el principal promotor de los negocios turbios en el gremio urbanizador visitaba con frecuencia los pasillos aledaños a su despacho. Si Verano se hubiera dedicado a gobernar en vez de pasársela enviando cadenas de mensajes tontos por WhatsApp, nada de esto estaría pasando.
¿UN ASESOR COMPRADO?
La primera vez que conocí al señor Hernando Franco Carbonell, asesor del plan de ordenamiento territorial en el mandato del ex alcalde Steimer Mantilla Rolong, muy de las entrañas políticas de los Char, entendí claramente cuáles eran sus acomodadas intenciones como director del equipo consultor de la administración pública.
Su displicencia para con la comunidad, el acomodamiento de sus respuestas llenas de mentiras y sus explicaciones mediocres en torno a los cambios de uso de suelo de personas muy particulares de la ciudad de Barranquilla eran la mezcla perfecta para saber que estaba frente a un verdadero embustero.
Franco Carbonell presentó a la asamblea general de copropietarios de la Urbanización Lomas de Caujaral los planos concernientes a los cambios que tendría la revisión excepcional del POT, pero lo que no contó esa noche es que dicha revisión ya estaba aprobada, por lo que su paso por ese condominio residencial no era más que una burla para con los asistentes, burla que pude corroborar cuando lo ví presentándole esos mismos planos a la sociedad de ingenieros de Barranquilla, tapando con papelitos pegados con Colbón las verdaderas intenciones de una administración negociante y corrupta.
Descaradamente a cada lugar donde iba socializando el POT cambiaba esos papelitos para acomodar su discurso mentiroso, lo cual fue oportunamente advertido en todas las instancias administrativas de Barranquilla, incluido el Gobernador mismo, sin que nada de eso les importara.
Unos concejales silenciados
Las esperanzas de que no sucediera lo inevitable se concentraron entonces en el despacho del honorable magistrado Ángel Hernández Cano, quien, en el marco del proceso de revisión del acuerdo que aprobó la modificación excepcional del plan de ordenamiento, encontró la vulneración de normas administrativas que trajo como consecuencia la nulidad de ese acto jurídico, cosa que en nada le importó a la administración de Mantilla Rolong porque de la mano con Franco Carbonell se presentaron una vez más ante el concejo municipal para presentar la modificación ordinaria de ese mismo plan, acomodando nuevamente la vulgaridad de su accionar con el silencio cómplice de los cabildantes quienes se atrevieron a decir que no sabían lo que habían firmado.
Fue así como muchos propietarios de terrenos en los que no se podía construir más que una casa, terminaron siendo dueños de lotes donde ahora se podrían levantar edificios con más de 20 pisos a sabiendas de que tendrían que presentar para su desarrollo los respectivos planes parciales, los cuales curiosamente vienen siendo elaborados por el mismo Franco Carbonell. Una jugadita urbanística que, si bien se viene dando en todas las ciudades del país, en muy pocas de ellas se logran obtener pruebas tan contundentes que demuestren quiénes son los que reciben dineros por ello y quienes son los que lo dan.
La corrupción no descansa los domingos
Gracias a la aprobación de ese plan de ordenamiento, se han venido configurando ilegalidades constructivas como la hípica de Caujaral, una edificación que tiene gravísimas inconsistencias legales de las cuales nadie da razón, pero que poco a poco algunos tendrán que hacerlo con las respectivas consecuencias legales que ello implica.
Aquí van a salir salpicados algunos miembros muy importantes de la sociedad barranquillera y los medios de comunicación tendrán que cumplir con su papel de informar las penosas actuaciones de quienes más detentan el poder en la ciudad. Hernándo Franco Carbonell tendrá que responder si fue o no comprado por una de las más importantes constructoras de Barranquilla.
Así como también tendrán que demostrarlo el alcalde Mantilla y los miembros del concejo municipal en el periodo 2016-2019. Y tendrán que hacerlo porque a través de este medio se revelarán las pruebas que dan cuenta de la unión mafiosa entre funcionarios y empresarios constructores que fungen como miembros honorables de las más importantes juntas directivas de la ciudad.
A partir de la próxima semana Barranquilla conocerá el lodazal en el que se mueven los intereses urbanísticos de Puerto Colombia. Próxima Columna: + House Caujaral, la ambición de una mentira.