Estamos perdiendo a Concepción
Al municipio de Concepción en el departamento de Santander se le conoce como la capital lanar de Colombia, pero parece que a los santandereanos no les importa que su territorio se lo quiera poner Boyacá de ruana.
El gobernador Mauricio Aguilar anunció que Concepción está a punto de perder más del 60% de su tierra en un conflicto limítrofe lleno de evidencias en favor de las poblaciones vecinas de Chiscas y Cubará (ambas de Boyacá), las mismas que durante más de cien años no le prestaron la más mínima importancia a la colonización que los concepcioneros terminaron imponiendo en esas tierras.
Si bien es cierto que el dolor se concentra en la pérdida del territorio, los verdaderos problemas están en las inversiones que hicieron el municipio y el departamento en materia de salud, educación e infraestructura en un área que podría terminar siendo ajena por esa mala costumbre de creer que el ordenamiento territorial no es un asunto trascendental.
Una muestra de eso fue la contratación que hizo la anterior alcaldesa Ruth Vianney Anaya Méndez de un ingeniero agrónomo para resolver el tema. Algo que no resulta extraño en una región donde se contrata a un licenciado en español recién egresado para asesorar la protección de un páramo.
La solitaria lucha de una concejala
En medio de lo trágico que resulta la pérdida de este territorio, los concepcioneros eligieron a Linney Paola Peña Vera como concejala y resulta que es la única cabildante del departamento que se encuentra en situación de discapacidad, lo cual es un ejemplo de participación para mostrarle dignamente al país. La lucha por llegar a ese cargo no solo se dio en el marco de las elecciones, también se sigue dando en el pleno ejercicio de sus actividades como servidora pública.
El rechazo y la discriminación que ha recibido de algunas personas en sus 26 años de vida la ha llevado a entender que su camino debe labrarlo sobreponiéndose a todas las dificultades que la vida le imponga, incluyendo la de tener que recorrer las calles destartaladas de su barrio para poder llegar al concejo municipal, donde valientemente se opuso a la aprobación de un plan de desarrollo que consideró amañado para favorecer los intereses personales de José Alberto Calderón Castañeda, el actual alcalde que engañando a los ciudadanos con una foto junto al exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández, se hizo elegir como miembro de la Liga de Gobernantes Anticorrupción sin que hasta el día de hoy haya cumplido con uno solo de los postulados que juró cumplir.
Esa defensa de los intereses de los concepcioneros la ha llevado a sufrir la malquerencia del primer mandatario y de algunos de los concejales que en nada les importa que Linney sea la única mujer en la corporación, ni que provenga del hogar de una madre que, siendo viuda, ha tenido que sacar adelante a tres hijos, dos de ellos en situación de discapacidad, algo que por sí mismo demuestra la templanza que caracteriza a la gente de este pueblo.
El no estar de acuerdo con las decisiones del alcalde no puede convertirse en la excusa para lapidar a alguien ante la opinión pública, porque eso sería dejar de lado uno de los principales valores de la democracia. De ahí que el trabajo de la concejala tenga una importancia inédita en la historia política del municipio, dado que su opinión y sus posturas están sostenidas en la manera de ver el mundo desde su propia condición. Eso debe ser respetado por el alcalde, los concejales y todos los funcionarios públicos de la municipalidad, quienes de una u otra forma están obligados constitucionalmente a mejorar las condiciones políticas y sociales de Linney.
¡Ajuste el norte señor alcalde!
La llegada del alcalde al poder se dio gracias al cabildo abierto que él mismo impulsó en el municipio y que por obvias razones lo mostró como una figura nueva dentro del contexto político de la provincia. Si esa figuración y discurso se elaboró con la verdad, no le será difícil mantener su postura, la cual no puede desvirtuarse ahora que está frente al cargo.
El mandatario le exigió en su momento explicaciones a la exalcaldesa demostrando que la ley le da a los ciudadanos la posibilidad de intervenir activamente en las decisiones del gobierno, razón por la cual no se entiende que ahora, siendo él quien ostenta el poder, se moleste cuando le reclaman por sus actuaciones contrarias al derecho de participación. Calderón Castañeda "concertó" un plan de desarrollo a través de WhatsApp tan solo dos horas antes de su aprobación en el concejo, por lo tanto resulta inconsecuente que le dé por calificar de enemigos a quienes no lo secundaron en semejante absurdo.
Demostrar respeto por la diferencia es la consecuencia de recordar que ella fue la que lo puso en el sitio donde está. Lo mejor para Concepción es ajustar el norte de las actividades administrativas y la relación que tiene el alcalde con los ciudadanos lo más pronto posible para que pueda dedicarse con seriedad a convenir con las fuerzas políticas y sociales del departamento la defensa de su territorio, o de lo contrario, va a pasar a la historia como el alcalde que comenzó gobernando en Santander y terminó despachando en Boyacá.