La Gran Estafa del Banco Inmobiliario de Floridablanca
Las bases de la infamia
El Parque Ecobiológico de Floridablanca representa para muchos de sus habitantes una de las primeras infamias que Héctor Mantilla Rueda tuvo con el pueblo que lo eligió, ya que la manifestación pacífica que realizaron los habitantes del Barrio Zapamanga para defender lo que ellos consideraban un derecho, fue reprimida a través de la utilización de la fuerza policial encabezada por el grupo ESMAD.
Mas de 80 familias se vieron afectadas por la utilización de los gases lacrimogenos que obligaron a que ancianos y niños tuvieran que salir de sus casas en esa dolorosa tarde que aún no olvidan. Así comenzó la construcción de un proyecto de vivienda que solo resalta el ego del proyecto político de un mandatario que resultó ser un ciego ante las realidades de su propio equipo de trabajo.
La inocencia del Ministerio de Vivienda
Los terrenos de lo que en su momento se conoció como Parque Ecobiológico de Zapamanga, siempre fueron un remanente del proyecto de vivienda que se construyó en ese sector de Floridablanca, de propiedad del antiguo INURBE, los cuales después del fenecimiento de la institución oficial pasaron a manos del Ministerio de Vivienda, quien a través de un convenio se los entregó al Banco Inmobiliario de Floridablanca bajo dos condiciones: que fueran utilizados para la construcción de vivienda de interés prioritario, y que priorizaran con ellos la entrega de apartamentos para los afectados del proyecto de Bellavista según una sentencia judicial del año 2015.
Bajo estas condiciones, el Banco Inmobiliario decidió comenzar con la tarea firmando una unión temporal con la Constructora Valu Limitada, la misma que hoy en día, gracias a una serie de triquiñuelas jurídicas, terminó siendo la propietaria de 183 apartamentos sin que nadie hasta el día de hoy se haya dado cuenta. El Ministerio de Vivienda, bien sea en su inocencia, o bien sea en su ineptitud, sigue ejerciendo la supervision del convenio sin percatarse que esos bienes ya dejaron de ser públicos, y es aquí donde comienza el verdadero problema para los funcionarios de esa entidad. (Ver escritura anexa)
¿Robando de diez en diez?
Obsérvese el valor del salario mínimo y multiplíquese por 70.
El proyecto de Villa Renacer estaba condicionado al programa “Mi Casa Ya”, el cual no puede exceder los 70 salarios mínimos, pero en razón a que los apartamentos dejaron de ser propiedad del gobierno municipal para pasar a manos de un privado, a los pobres, que deberían ser los verdaderos beneficiados con las viviendas, les están cobrando 10 millones de pesos más de lo permitido sin que el ex alcalde, el alcalde actual y los funcionarios públicos, estén haciendo algo para evitar este abuso.
183 apartamentos a los cuales se les impuso en su venta una carga adicional de 10 millones de pesos, genera una ganancia adicional de 1.830 millones de pesos que se van para los bolsillos de los dueños de una constructora que apareció de la nada en Floridablanca, sin que ninguno de los concejales de ese municipio hubiese hubiese alzado la mano para alertar de esta situación, y si por el contrario, le hubiesen dado facultades adicionales al Banco Inmobiliario para ser el único municipio del país donde los dineros recaudados por las áreas de cesión se utilizan para arreglar viejos equipamientos urbanos. Felicitaciones concejales, sacaron su acomodamiento político del estadio.
Así comenzó la construcción de un proyecto de vivienda que solo resalta el ego del proyecto político de un mandatario ciego ante las realidades de su propio equipo de trabajo.
El gato volador
Ante semejante bandidaje y pésimas decisiones administrativas al interior del Banco Inmobiliario, como lo es haberle trasladado las decisiones técnicas de la entidad a la secretaría general donde labora un abogado, la decisión que cualquiera esperaría del nuevo mandatario, es la elección de un funcionario plenamente competente para dirigir dicha entidad.
Pero si en Bucaramanga llueve, en Floridablanca no escampa. El nuevo director del BIF es el abogado Álvaro Leonel Rueda Caballero, quien aparte de haber trabajado para el gobierno de Mantilla y llevarle las banderitas de campaña a Miguel Ángel Moreno, no tiene ninguna experiencia en el sector que llega a dirigir, dado que su experiencia profesional escasamente supera los dos años, y esta se circunscribe a la dirección de tránsito y la personería municipal.
Es a este jovencito a quien le tocará explicarle a la ciudadanía, las razones por las cuales los dineros pagados por el INVIAS correspondientes al tercer carril se le pretenden entregar a la Constructora Valu para hacer equipamientos urbanos, cuando el objeto del convenio celebrado con ellos no contempla estas labores. Y deberá explicarle en que momento el municipio permitió que la Constructora Valu se conviertiera en la dueña de unos apartamentos construidos con dineros públicos. La tarea que le espera no es fácil, porque cada una de sus actuaciones estará permeada por su íntima amistad con el alcalde saliente y el alcalde entrante. Una amalgama que tarde o temprano terminará saliendo a volar para alguno de esos dos lados.
Próxima Columna: Un tigre suelto en la Contraloría Departamental.