Son 45 kilómetros de vía los que separan Bucaramanga de Suratá, un municipio al norte de la capital donde el ex alcalde Ignacio Díaz Medina fue la ficha clave para que el ex gobernador Didier Tavera terminara su periodo como mandatario con una amplia sonrisa en el rostro, a pesar de las enormes dificultades jurídicas que hoy tiene que enfrentar.

Durante la casi totalidad de los cuatro años de sus respectivos mandatos estos dos gobernantes mantuvieron un distanciamiento más que evidente, razón por la cual sus reuniones durante los últimos meses del 2019 llamaron la atención de quienes conocen la ambición de Díaz y los intereses de Tavera. Por eso quienes creen que los grandes negocios solo se encuentran en las grandes ciudades  jamás deben olvidar el poder que puede llegar a tener un modesto funcionario cuando le permiten ver el sol en el horizonte.

Reorganizando a los amigos

Cuando Díaz Medina tituló su plan de desarrollo como “Un Gobierno de Oportunidades”, nadie en el pueblo notó que esas 233 páginas iban a consolidar un gobierno de oportunistas. Y solamente hasta ahora que dejó el cargo en manos de su supuesta ex esposa, los ciudadanos comienzan a darse cuenta de la clase de alcalde que en su momento eligieron.

En su calidad de miembro de la junta directiva de la EMPAS tomó posición a favor de quienes representaban intereses oscuros en el interior de la CDMB y fue así como logró ganarse la confianza de estos personajes para acomodarse en el consejo directivo de la corporación ambiental.

Su llegada al mismo se dio en medio del reclamo presentado por el Ingeniero Rodolfo Hernández quien acusó a los alcaldes de Girón y de Floridablanca de haber faltado a la palabra de votar por él para el último año de mandato. En su lugar fue escogido el alcalde de Suratá bajo la creencia que le guardaría fidelidad a los amigos que lo habían respaldado durante los tres años anteriores. La sorpresa llegó al momento de elegir al director de la corporación el 21 de octubre de 2019, momento en el cual la mansa oveja se quitó su piel para revelar su negra alma.

Al interior de la corporación hubo personas que manifestaron que el ex alcalde estaba alineado con los dos representantes del sector privado, el alcalde de Matanza y los dos representantes de las ONG para votar a favor de la reelección de Martín Camilo Carvajal. Sin embargo, en una de esas volteretas dignas de un trepador, se llevó su voto y el del alcalde vecino para favorecer los intereses del ex gobernador Didier Tavera y lograr que este último se quedara con el manejo de la entidad.

Celebrando entre amigos

Varios opinadores y periodistas de la ciudad centraron sus ojos en la posible rivalidad política de Tavera con Fredy Anaya, pero ninguno quiso investigar las verdaderas razones de esa disputa. Es innegable que la contratación que maneja la CDMB es importante, pero para un hombre que dice haber nacido entre fajos de billetes, la siembra de arbolitos es lo de menos.

En ese momento la corporación ambiental era decisoria en el manejo de la junta directiva del EMPAS y eran estas entidades, juntas, las que iban a manejar la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales de Río Frío y Río de Oro por un valor superior a los 300 mil millones de pesos, razón más que suficiente para entender la importancia de nombrar a un director amigo.

Este proyecto fue presentado por el mismo Tavera ante el gobierno nacional desde el primer mes de su mandato en el año 2016 y comenzó a adquirir forma con la firma del convenio de cooperación del programa de saneamiento y manejo de vertimientos entre el Ministerio de Vivienda, la Gobernación de Santander, la Alcaldía de Bucaramanga, la Alcaldía de Girón, EMPAS, el Área Metropolitana, la CDMB y el Banco Alemán Gubernamental de Desarrollo KFW.

Todo estaba servido para que el ex gobernador manejara a sus anchas la megaobra desde la misma elaboración de los estudios, pero Mauricio Aguilar le salió al paso cuando a través del acuerdo 1392 del consejo directivo de la EMPAS le limitó las facultades al director de la CDMB en la designación del gerente de la entidad rectora del alcantarillado en la ciudad. Una jugada que los deja en tablas para comenzar a negociar entre los dos el manejo contractual de la planta de tratamiento.

El mismo baile con distinta música

La democracia en Colombia le permite a los ciudadanos en cada elección renovar su esperanza en tener un mejor país, pero después de los comicios se dan cuenta que los monstruos siguen siendo los mismos. Los gobiernos cambian, pero el alma de la mayoría de los políticos siempre es la misma.

El ex alcalde Díaz Medina recibió la visita del ex gobernador en su municipio una semana antes de la elección del director de la CDMB y en su discurso de inauguración de la estación de policía de Suratá le agradeció a Tavera el compromiso que estaba adquiriendo. Lo que nadie sabía es que ese compromiso era nombrarlo subgerente del EMPAS una vez finalizado su mandato y fue por eso que terminó traicionando a quienes desde un principio tanto lo ayudaron. La misma actitud que asumió la actual alcaldesa con quienes la apoyaron en su campaña, dándole la razón a quienes dicen que “vaca ladrona no olvida el portillo”.

Lo que falta por revelar son las personas que van a realizar los estudios de factibilidad e ingeniería de diseño detallado de la planta, por un valor superior a los 10 mil millones de pesos, así como los propietarios de los terrenos que se van a comprar para su ubicación, los constructores de la misma y las empresas que se quedarán con la consabida operación técnica. Pero tranquilos, ya estoy en eso.
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