Las banderas del diputado Danovis

La última vez que saludé al diputado Danovis Lozano, fue en la Asamblea de Santander, donde lo encontré triste y acongojado porque se iba a aprobar en el departamento la tasa de seguridad propuesta por el gobernador Juvenal Díaz. Algo que indiscutiblemente lo tuvo que haber afectado en su interior, porque días después lo vimos llorando en público por esta misma situación en el recinto. Lo curioso de esto, es que esos sentimientos nunca le han aflorado por la muerte inmisericorde que sufren los policías y los soldados de este país a manos de los grupos delincuenciales, quienes han azotado pueblos enteros, incluyendo los de nuestra región, hasta el punto de que en sus redes sociales no existe una sola mención de solidaridad o respeto para con las instituciones del orden en Colombia, de la misma manera que tampoco lo hacen quienes sienten afinidad por los movimientos subversivos de este país. Es por eso que golpea tan hondo ver a uno de los jóvenes políticos más representativos de Santander, bailando y celebrando junto con uno de los politiqueros más hipócritas del departamento, como lo es Fabían Díaz Plata, en una plazoleta junto a las banderas del partido comunista y las del M-19, la misma organización guerrillera que en una emboscada mató a 10 soldados del ejército nacional el 25 de abril de 1981 en el municipio de Albania. Por tal motivo ver a un diputado bailando en el mismo escenario donde se mueven esas banderas, no es un detalle menor, es un golpe directo a la memoria colectiva de una región que ha vivido el miedo, el desplazamiento, la violencia y el dolor a manos de la guerrilla y de todos los que pretendieron imponer sus ideas por las armas.

Sus importantes denuncias por corrupción, prácticas clientelistas y abuso de poder se están convirtiendo en un show barato y vacío que cada día tienen menos fundamentos sólidos. Por eso lo que hizo en el Concejo de Bucaramanga interponiendo una recusación contra todos los corporados, es una muestra de su obsesión por llamar la atención a costa de lo que sea, porque en primer lugar desconoció que quien alertó primero de la reforma tributaria municipal fue Diego Lozada y no él, y en segundo lugar, se le olvidó decirle a los bumangueses que cuando fue concejal jamás se declaró impedido para aprobar el decreto 040 de 2022 por medio del cual ya se le imponían impuestos a las actividades tecnológicas que ahora no recuerda su memoria selectiva. La misma que no usó para ocultarle a sus votantes que su gerente de campaña a la Asamblea trabajó como contratista en el gobierno de Juvenal, en la Secretaría de la Mujer. A lo mejor allí no todo es tan malo. En fin, sea este el momento para decirle al diputado que su problema no es la arrogancia de creerse el dueño de la razón, sino su incapacidad de reconocer que el liderazgo también exige prudencia, responsabilidad y humildad. Espero que lo pueda entender.