Escribir sobre los actos de corrupción que se originan al interior del Hospital Universitario de Santander es una pérdida de tiempo si se tiene en cuenta que los encargados de velar por la protección de los dineros públicos que allí se manejan tienen lazos que los atan a la nómina hospitalaria. Lastimosamente ese es el poder del dinero, el dinero de la salud de todos los santandereanos que también termina siendo utilizado para quitarle el estrés al gerente de dicha entidad en lo que él mismo junto con sus amigos y contratistas denomina “actividades lúdicas”.

En eso es que se gastan los recursos que deberían estar destinados a la salud de los ciudadanos más pobres del departamento, el mismo departamento que dice dirigir con honestidad y grandeza el gobernador Mauricio Aguilar, pero que a la hora de la verdad no es más que un discurso institucional falso y mentiroso para encubrir los verdaderos intereses que siempre ha tenido esta familia en el poder: meterse al bolsillo toda la contratación pública de la Gobernación de Santander ¡Una penosa situación que tiene que acabarse de una buena vez por todas en el 2024 por el bien de todos los ciudadanos!


¡Las vacunas que no se investigan!

Edgar Julián Niño Carrillo es al Hospital Universitario de Santander lo que un gorgojo es a un granero. Durante más de 3 años desde el 2017, Niño Carrillo ha venido ayudando a enterrar poco a poco la imagen institucional de una entidad médica caracterizada por los escándalos de sobrecostos en los equipos e insumos médicos, los atrasos en los pagos al personal, las obras paralizadas, los litigios perdidos y la siempre oscura presencia de la familia Alvernia en las decisiones contractuales del Hospital.

Allí reina un silencio tan grande, que ni el mismo ex gobernador Didier Tavera quiso atender las denuncias que dio a conocer la señora Yamile González Restrepo como coordinadora del grupo asistencial de prestadores de servicios de la Superintendencia Nacional de Salud, donde reveló las exigencias que el gerente Niño le hacía a los contratistas para que le pagaran de forma anticipada una comisión del 15% por ciento sobre el valor total de las deudas so pena de no autorizar los desembolsos de sus cuentas (👉🏼 ver prueba). Esa es una situación que según varios contratistas ya es una constante hasta el punto de haberse institucionalizado como un “peaje” obligatorio para el pago de sus acreencias, sin que el Gobernador Mauricio Aguilar y su representante en la junta directiva digan algo frente a ello.

Lo preocupante de esta situación es que el representante de Aguilar ante esa junta es el abogado Jhon Jaime Ruiz Macias (👉🏼 ver prueba), el mismo personaje que el gobierno departamental pretende convertir en el próximo Contralor de Santander ¡Bonita escuela la que viene haciendo!

Independientemente de las acusaciones que se le han venido haciendo al gerente Niño en el ejercicio de su cargo, hay que registrar con preocupación lo que viene sucediendo con el contrato de “construcción, ampliación y remodelación de la unidad neonatal-UCI pediátrica del Hospital Universitario”. Este es un contrato que fue suscrito en el año 2013 por el ex gerente Eimar Sánchez Sánchez con Juan Carlos Gómez Rondón (Q.E.P.D.) en su calidad de representante del Consorcio Construcciones Hospitalarias del Oriente.

Lo curioso de este asunto es que la persona que le dio el visto bueno a este proceso contractual fue Niceforo Rincón García, el ex jefe de la oficina jurídica del Hospital quien hoy en día es el coordinador del grupo de contratación y apoyo jurídico de la Secretaría de Salud Departamental, sin dejar de lado que quien hizo las veces de interventor en dicho contrato fue Orlando Villamizar Rodríguez, el primo del actual Secretario de Salud de Santander Javier Alonso Villamizar Suárez, y el supervisor de todo esto fue Alex Samuel Peralta Saavedra, uno de los amigos moniquireños de más confianza del actual gobernador, el mismo que hace la veces de Secretario de Infraestructura Departamental encargado ¡Ese es el gran problema de gobernar con los amigos! Al final tienen que terminar todos tapándose las embarradas.


¿En dónde está la plata?

Los problemas de este proceso contractual van más allá del reencuentro de todos los involucrados en medio de una simple “casualidad laboral”, porque es en este punto donde entra en acción el gerente Niño Carrillo y las patrañas que lo caracterizan en el ejercicio de su cargo. Los contratistas, de acuerdo con un escrito presentado por ellos el 17 de abril de 2018 (👉🏼 ver prueba), dan cuenta de las cinco suspensiones que se le hicieron al contrato así como también de la “ineptitud y negligencia” de Julian Niño frente a la reactivación del mismo habiéndose presentado seis solicitudes para reiniciar las obras.

El Hospital puede sustentar todas las razones legales habidas y por haber para darle fundamento a su proceder, pero lo que no podrá justificar nunca es la manera como pretende engañar a la Procuraduría diciéndole que éste contrato está liquidado de manera unilateral desde el 2019, cuando la verdad es que a escondidas del ente investigador ya lleva tres intentos fallidos de terminarlo por mutuo acuerdo con los contratistas desde el 2020  (👉🏼 ver prueba).

Quizás nada de esto tenga relevancia alguna para ustedes como lectores, pero si tienen en cuenta que este es un contrato de más de 3.239 millones de pesos donde se encuentran “extraviados” casi 2.000 millones tal vez comiencen a entender por dónde va todo este embrollo. Después de casi 8 años de haberse iniciado las obras, el Hospital dice que los contratistas le adeudan 500 millones de pesos, los contratistas dicen que hay 2.000 millones de pesos que no aparecen, los insumos que tenían que instalarse en la obra como lo son los paneles de gases medicinales y demás siguen guardados en unas cajas que están tiradas en las instalaciones de la entidad y el proveedor que tiene embargados a los contratistas son contrariados por el interventor quien en un informe dice que la obra está en completo balance (👉🏼 ver prueba).

Mientras esto pasa y aparece alguien que explique en dónde están los 2.000 millones de pesos extraviados, al Gobernador y al gerente les importa un bledo que el sitio que debería ser una UCI para los niños de este departamento esté convertido en un muladar gracias a una lucha de egos y pactos de silencio para que no se vean afectados los funcionarios y amigos del mismo Mauricio Aguilar.

Imagen tomada de las plataformas sociales de Caracol Radio

Todas estas denuncias son una pérdida de tiempo si lo que se pretende con ellas es buscar justicia, porque la justicia está en manos de funcionarios corruptos que se dejan permear por funcionarios igual de corruptos a ellos.

Estas denuncias solo sirven para que la gente entienda que no pueden seguir votando por familias y clanes que se enriquecen a costa del empobrecimiento de todo un pueblo. Quizás al gerente Julian Niño este informe no le importe más de lo que le importan sus “lúdicas”, con el perdón de la señora Ardila, pero tal vez a alguien si le importe saber que el señor Rafael Mauricio Reyes García, uno de los mejores amigos de su hermano Mauricio Niño, se ha quedado con más de 1.030 millones de pesos en contratación desde el 2017 hasta hoy a través de una fundación denominada “Eventos del Mañana”, la misma que se inscribió en el Registro Único de Proponentes de la Cámara de Comercio de Bucaramanga sustentando una experiencia contractual con la empresa Conantioqueño S.A.S. (👉🏼 ver prueba) de propiedad de la señora Marciana Carrillo de Niño, madre del gerente del mismo hospital (👉🏼 ver prueba).

Cosas como estas y decenas de muchas otras más como la contratación con Darsalud y las actividades corruptas en los contratos de radiología, tendrían que contarse durante meses. Pero mientras se descubren más cosas en esta Empresa “Social” del Estado, los santandereanos esperamos que los diputados de la Asamblea Departamental de Santander, en el debate que se le avecina al gerente Niño, sean capaces de hacer respetar los dineros de la salud de los más pobres sin que les importe los intereses que puedan llegar a tener los amigos del gobernador Aguilar.

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