Lo peor que le ha podido pasar a los ciudadanos de Floridablanca en toda su historia, es haber tenido a Héctor Guillermo Mantilla Rueda como alcalde de la ciudad. 15 meses después de la culminación de su mandato se puede decir sin temor a equivocarse que todo su gobierno fue una farsa que ya ni siquiera sus amigos y colaboradores más cercanos están dispuestos a defender. Los logros que siempre muestra son el Intercambiador  de  Papi  Quiero  Piña  que  después  la  pomposa  “pre-inauguración”  no  tiene  pintura  de señalización vial (ver prueba) (ver prueba) y su capa asfáltica es una colcha de retazos por todos los remiendos que le han hecho hasta el día de hoy (ver prueba).

Un Parque de Parapente lleno de vicios de ilegalidad que aún  sigue  sin  funcionar  porque  ni  agua  tiene,  dado  que  el  ex  Secretario  de  Infraestructura  Edgar  Jesús Rojas Ramírez se atrevió a autocertificarse él mismo la disponibilidad de servicios públicos, motivo más que suficiente para que la Fiscalía lo comience a procesar por falsedad en documento público (ver prueba). Una Dirección de Tránsito que se volvió la empresa de bolsillo de los amigos de la ex primera dama a través de empresas constituidas con papeles falsos y asesoradas en su conformación por el falso abogado Carlos Hernándo Corzo.

Como si fuera poco, ahora le dió por sacar pecho con los gremios del calzado y del dulce cuándo en un año de pandemia no ha ido a comprarles ni una oblea ni zapato alguno. Ese es el personaje que le abrió el camino al actual alcalde  Miguel  Ángel  Moreno  Suárez  y  a  muchos  de  los  concejales  que  sin  ninguna  vergüenza  están decididos  a  aprobar  la  creación  de  una  Empresa  Industrial  y  Comercial  de  Estado  para  saltarse  la contratación  pública  y  hacer  lo  que  se  les  venga  en  gana  con  los  recursos  de  los  florideños  (ver prueba). Gracias a él es que Floridablanca sigue siendo un foco de corrupción que pareciera no tener fin.


¿Hasta cuándo florideños?

Con la publicación de este artículo se completan 11 semanas durante las cuales se ha demostrado el nivel de corrupción, favorecimientos y desgobierno existente en Floridablanca.

Se reveló la existencia de un abogado falso, un comunicador social sin título profesional, una bachiller contratada como administradora especializada, unos concejales con títulos de bachillerato que no se pueden convalidar, se publicaron los contratos entregados al hermano, la tía política y el cuñado del ex alcalde Mantilla y se mostró la forma en que se gastan los dineros del PIC en la Clínica Guane para actividades inexistentes y matachitos en Facebook e Instagram. Se destapó la alcantarilla del Banco Inmobiliario que le entrega las canchas de fútbol a los integrantes de bandas delincuenciales mientras a su ex director lo investigan por enriquecimiento ilícito en la Fiscalía General. Se resaltó la forma en que la oficina de riesgos le entrega contratos a dedo a los peores contratistas de Barrancabermeja para pagar supuestas deudas de campaña.

Se denunció a la Secretaria de Planeación Rosana Azucena Delgado Peña como dueña de un apartamento que vulnera las normas urbanísticas del municipio cuando es ella la que tiene que sancionar a quienes infringen las normas de construcción. Pero ninguno de los concejales, quienes tienen ubicadas sus cuotas políticas en la misma alcaldía para ayudar a ocultar esta vagabundería, han salido en defensa de los recursos públicos que se están robando en la cara de todos ellos. Aquí nadie entiende la posición complaciente de la ex candidata a la alcaldía María Mercedes Muñoz, quien al aceptar la curul que le otorgaba el estatuto de la oposición se pensaba que iba a ser la voz de los contradictores de este gobierno, pero a medida que pasa el tiempo su presencia en el Concejo se convierte en la gran decepción política de este cuatrienio.


Todos calladitos

El actual presidente del Concejo Municipal es el cabildante del Partido Verde Edgar Enrique Gómez Silva alias “Lleras”, un personaje nefasto para la representación democrática de los ciudadanos. Él es el actual ponente del Proyecto de Acuerdo 005 de 2021 por medio del cual se crea una Empresa Comercial e Industrial del orden municipal que tiene un único objetivo: convertir al municipio en una empresa privada.

Esta empresa tiene como objeto direccionar toda la contratación pública a través de convenios con el mismo municipio y demás entidades territoriales con lo cual no solo estarían evadiendo la aplicación de los pliegos tipo sino también destruyendo uno de los pilares del modelo económico colombiano: la libertad de empresa. Los concejales que votaron positivo en el primer debate para la creación de este adefesio fueron Nestor Alexander Bohórquez Mesa, Jhan Carlos Ruiz Sierra (quien no aprendió de lo que le pasó al papá), Marlene Rincón Prada, Jorge Alberto Pinzón Medina, Salvador Molina Saavedra y el mismo ponente Gómez Silva, 6 concejales a los cuales se les unirán otros más en este miserable intento por robarse al municipio.

Ninguno de estos “representantes del pueblo” ha sido capaz de denunciar ante la fiscalía la desaparición de más de 2.000 millones de pesos que se registran en la ejecución presupuestal del programa del Banco de Materiales, pero que según lo manifestó en el mismo recinto del Concejo el Secretario de Infraestructura Fernando Mier Martínez, son dineros que no fueron contratados por la administración.

Si es así ¿Entonces en dónde están? De la misma manera se han quedado callados frente a la ilegalidad que representa el haber contratado el Plan de Alimentación Escolar (PAE) con unas vigencias futuras que jamás pasaron por la aprobación del concejo municipal, a lo cual hay que sumarle que la responsable del plan nutricional del mismo es una sicóloga y no una nutricionista, con lo cual la Contraloría General debería intervenir el proceso contractual en razón a que el Contralor Municipal no es más que un espantapájaros que no produce respeto ni temor alguno.


Los gatos de Porcelana

Lo que pasa con los concejales es simple: son una colección de gatos de porcelana puesta sobre la mesa para cumplir con el requisito legal de tener unos sujetos de control político que se dejan manosear cada vez que necesitan moverlos de un lugar a otro.

El gato más delicado es Fredy Ávila alias “Fresita”, un concejal que abusó de su cargo para dirigir una jornada de vacunación en el municipio dándole prioridad a sus votantes por encima de lo estipulado por el Ministerio de Salud (ver video) y que según algunas voces al interior de la misma corporación resulta ser uno de los más favorecidos por este gobierno. Observar este comportamiento es igual o peor de vergonzoso que el trato que le da a la gente el “bachiller” Germán Durán Useda, un sujeto que en cada intervención le recuerda a los florideños ese personaje inolvidable que interpretó el actor Julio Pachón en la novela “La Caponera” denominado “PocaLucha”, un hombre al que en medio de su propia desgracia le alcanzan los sentimientos para vivir adulando de forma constante al gobernante de turno porque es lo que mejor sabe hacer.

Junto con él se encuentra un hombre que aprendió a callar cuando debía pero que no dejó de actuar en medio del silencio para aumentar su poder al interior de la personería municipal: el concejal Jose Manuel Junior Sequeda Ortíz, alguien que debería tener una oficina propia con Salvador Molina en la Personería de Bucaramanga. Todos y cada uno de ellos lo primero que buscan es obtener un beneficio propio sin que les importe las necesidades de la gente.

Viven como sirvientes humillados ante un alcalde que por culpa de su mediocridad en el ejercicio de hacer política, le entregó el poder a su padre, quien en una pequeña oficina al lado de Alberto Barón, el Secretario de Hacienda impuesto por los hermanos Navarro, es quien determina el futuro de las cosas en esa administración, así como las decidió a su favor un día en la Corporación Autónoma de Santander.

¿Un ejemplo de mediocridad o un acto de complicidad?

Los concejales de Floridablanca siempre trabajan de acuerdo a las directrices que les imponga el mandatario de turno, así como sucedió con la elección de la Contralora Luz Marina Díaz Mantilla (ver prueba), la antecesora del Contralor de papel que tiene actualmente el municipio. Esta funcionaria fue impuesta por el ex alcalde Héctor Mantilla para que ejerciera el control fiscal de su gobierno, donde 11 de los 19 concejales se prestaron para votar en favor de su elección sin darse cuenta de la falsedad que ella misma configuró al momento de presentar su hoja de vida (ver prueba).

La señora Diaz Mantilla, ex esposa de Julio Javier Delgado Duarte, uno de los accionistas de la Constructora Mardel, la misma que gracias a los cambios que se aprobaron en el POT está construyendo el primer gran edificio en el Barrio La Cumbre (ver prueba), posiblemente mintió en el proceso de su elección al decir que tenía una experiencia laboral de 7 años en la Curaduría Segunda de Floridablanca. La prueba de esta afirmación está en los reportes de su seguridad social que dan cuenta de su condición como beneficiaria y no como cotizante durante los años que dijo laborar en la Curaduría (ver prueba), sin descontar el extraño silencio que ha guardado frente a esta situación el ex curador Edinson Vargas Guzmán.

Si  los concejales se están enterando hasta ahora de esto es la mayor prueba de la mediocridad con la que ejecutan su trabajo, pero si  ya  lo  sabían  es  el  vivo  ejemplo  de  cómo  se  convierten  en cómplices de las ilegalidades de un gobierno. Para eso es que sirven  los  concejales  de  Floridablanca,  para  hacernos  sentir vergüenza de haber votado por ellos.

Próxima Columna: El final de Renace Floridablanca.

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