Un municipio llamado Bolívar
La historia de Bolívar es un eterno torbellino santandereano. Una danza folclórica en la que el municipio hace las veces del hombre que corteja y la gobernación de Santander y el gobierno nacional son las mujeres que con giros le huyen al coqueteo. Esta podría ser una bonita historia de no ser por los más de 26 años que sus habitantes llevan bailando el cuento.
En un departamento en donde las carreteras son un verdadero desastre, Bolívar no podía ser la excepción. Son 13 kilómetros y medio los que separan a la cabecera municipal de la Transversal del Carare, recorrido en el que se encuentra el caserío conocido como Paloblanco en el municipio de Vélez, donde sirven a la mesa los mejores desayunos con regaños incluidos del país. 26 años en los que solamente se han logrado pavimentar 5.4 kilómetros durante la administración del ex alcalde Noé Alexander Medina Sosa, quien en su calidad actual de diputado de Santander continúa la lucha para que su pueblo logre la conectividad vial que tanto necesita.
Unos diputados de la mano con la gente
La Asamblea de Santander bajo la presidencia del diputado conservador Luis Eduardo Díaz Mateus se viene caracterizando por la descentralización de su trabajo y la participación activa en los temas de relevancia local en los diferentes municipios del departamento.
Una muestra de eso fue la visita efectuada al municipio de Bolívar junto con su colega de bancada Claudia Lucía Ramírez y los diputados Nakor Rueda de la Alianza Social Independiente y Alfonso Pinto Fratalli del Partido Liberal, quienes de la mano con el diputado Medina, el alcalde Wilson Orlando Gamboa Sedano y el secretario de infraestructura departamental Jaime René Rodríguez Cancino, recorrieron palmo a palmo los 8 kilómetros de carretera que aún faltan por pavimentar, con lo cual se favorecería de forma directa a los municipios de Sucre y El Peñón en su salida hacia Vélez y la carretera nacional.
Es aquí donde el cortejo mencionado a manera de símil en este escrito continúa y faltando más de tres años para culminar el gobierno de Mauricio Aguilar, a éste no le va a quedar fácil darle otro giro más a una comunidad que ha puesto a sonar todos sus tiples para que le presten atención.
La Transversal del Carare y los parlamentarios mudos
En Santander resultó más fácil, durante la administración del primer gobernador por elección popular Juan Carlos Duarte Torres, segregar parte del territorio de Bolívar y fundar un nuevo municipio como El Peñón, que arreglar una vía durante las siguientes siete administraciones departamentales. Con excepción del periodo de gobierno de Horacio Serpa (Contrato 2229 de 2009), la salida que tienen los bolivarenses hasta la Transversal del Carare no ha pasado de ser un sueño.
La conexión con este corredor arterial complementario que pasa por los municipios santandereanos de Vélez, Landázuri y Cimitarra se vuelve de una importancia trascendental porque es la unión entre la Troncal del Magdalena Medio y la Troncal Central, lo cual permite conectar al sur del departamento con la Ruta del Sol en sus derivaciones hacia la costa atlántica, Antioquia y el sur del país. Los contratistas que han hecho parte de esta historia ostentan más renombre que ejecuciones serias y por eso resulta indignante que durante tantos años los representantes y senadores santandereanos hayan mostrado tanta desidia con la situación de esta región. Bolívar tiene 99 veredas con más de 1.000 kilómetros de vías rurales, razón por la cual alzar la mano para exigir la pavimentación de ocho kilómetros más que una reclamación justa es un acto de respeto y dignidad.
La bancada parlamentaria santandereana tiene que entender que los votos que los llevaron hasta el capitolio incluyen también los consignados en las urnas por los campesinos que luchan todos los días para sacar sus productos hasta los sitios de comercialización. Bolívar merece que sus problemas sean conocidos no solamente por la asamblea departamental sino por el gobierno nacional.
Esta es una labor que no puede cesar en su empeño, por lo tanto desde esta tribuna se invita a los demás diputados, a los que no han recorrido las carreteras, a los que ya las recorrieron, y a los que solo gritan detrás de una pantalla sin presentar propuestas de soluciones económicas reales en beneficio de los santandereanos, para que apoyen ante el gobierno departamental la realización de esta obra en beneficio de un pueblo que gracias al respeto de su identidad cultural ha logrado que Santander se sienta orgulloso de sus raíces.
De ahí que su himno siga proclamando entre torbellinos y guabinas a la sombra de los cafetales y los cultivos de mora, unas palabras que no se pueden olvidar: “Siempre adelante” es nuestro lema, tierra de grandes de ayer y hoy; los de mañana serán lo mismo, es la semilla que da el amor”.