La historia política de Santander está llena de promesas incumplidas, pero las más desalentadoras son todas aquellas que tienen que ver con el desarrollo vial del departamento. Una muestra de ello son los 19.7 kilómetros de la carretera destapada que une a los municipios de Confines y Charalá a través de las veredas La Caldera, Barroblanco, Tinagá, Herrerita y Grima, la cual ha sido bandera de campaña de todos los gobernadores, dado que la misma es una vía secundaria y, por ende, su mantenimiento le corresponde al departamento.

Si se pavimentara los charaleños tendrían una salida digna a la capital de la república, solución más que necesaria después del fracaso que representó el contrato de mejoramiento, pavimentación y mantenimiento de la vía San Gil - Charalá - Límites por un valor superior a los 185 mil millones de pesos otorgado al consorcio integrado por Carlos Alberto Solarte, Cass Constructora S.C.A., VG Constructores S.A.S., Valco Constructores Ltda y la Constructora Valderrama Ltda, durante el mandato de Richard Aguilar.

El alcalde de Confines, Diego Armando Rivero Castillo, es claro en afirmar que después de conocerse el “Pacto por el Bicentenario”, pregonado por el presidente Duque y en el marco del cual se anunció una inversión de 500 mil millones de pesos para reactivar la construcción de la carretera a Duitama, el anhelo de ver a su población interconectada con Charalá adquiere una importancia mucho mayor para el desarrollo de la región.


El difícil inicio del gobierno municipal

Rivero Castillo es uno de los alcaldes más jóvenes de Santander y lo son también los concejales que lo acompañan en su labor de gobierno. Esa juventud le permite al municipio de Confines tener una perspectiva diferente al momento de pensar en el destino de la población y con buena dosis de responsabilidad si se tiene en cuenta que a diferencia de otros jóvenes que se aprovechan del poder para edificar proyectos personales sobre sus egos, este grupo de servidores se despojaron de vanidades para trabajar en pro del futuro de quienes los eligieron.

Pero el camino no les ha sido fácil porque aparte de afrontar una pandemia que nadie se esperaba, recibieron un municipio sancionado presupuestalmente por la irresponsabilidad administrativa de su anterior alcalde Josué Efraín Gómez Medina en razón de su pésimo desempeño fiscal en el 2018 cuando aumentó de manera desproporcionada los contratos de prestación de servicios; sanción que ocasionó que el gobierno municipal dejara de recibir 500 millones de pesos para el 2020 en un presupuesto donde con lo único que se cuenta para libre inversión son 900 millones de pesos al año. Un daño que se acrecentará cuando se conozcan los resultados del año 2019.

El exalcalde quien era oriundo del municipio de Sabana de Torres ganó las elecciones en el año 2015 por una diferencia de apenas 10 votos, llegando al palacio municipal para ser el mandatario de una población que todavía se está preguntando si la entrega de algunos subsidios de vivienda fueron una ingeniosa triangulación de favores que le sirvió para adquirir a nombre de terceras personas un inmueble privado en el Club Yariguies en el municipio del Socorro, mientras todos los pobladores se quedaron a la espera de los prometidos mejoramientos de vivienda para los hogares más desfavorecidos. Un cuento de nunca acabar.


Siempre Santander, siempre abandono

La celebración de los 200 años de la Batalla de Pienta sirvió para recordarle al país la importancia que tuvo el municipio de Charalá en la historia de la nación, y así como la presidencia busca una solución de conectividad con Duitama para beneficiar en gran parte a las explotaciones de petróleo en el piedemonte llanero y a la industria carbonífera de las provincias boyacenses de Gutiérrez, Tundama, Lengúpa y Sugamuxi para interconectarse con el magdalena medio, la gobernación de Santander debería contribuir a que los cafeteros y productores de caña panelera del municipio de Confines y la provincia comunera tengan la infraestructura suficiente para asegurar su desarrollo económico a futuro.

Esta pandemia nos dejó muy en claro la prioridad que deben tener las inversiones públicas, porque si bien es cierto que los campesinos han sido los menos afectados con la emergencia sanitaria, también es cierto que sin ellos y su trabajo las ciudades no podrían estar sobrellevando el confinamiento.

La pavimentación de la carretera entre estas dos poblaciones se merece el respaldo de los funcionarios departamentales y el impulso de la Asamblea de Santander, donde la falta de un diputado que represente los intereses de la provincia comunera comienza a doler más de lo normal.

Los campesinos se merecen las mejores condiciones de vida en todos los aspectos, por lo tanto, si el gobierno de Mauricio Aguilar realmente es el de SIEMPRE SANTANDER, SIEMPRE AGROPECUARIO, llegó la hora de sacar a Confines del abandono en el que SIEMPRE ha estado.


Comparte este artículo