Si hay algo que los colombianos hemos aprendido a lo largo de los años, es que el discurso y la puesta en práctica son dos mundos completamente diferentes. Esto se hace evidente con las recientes declaraciones del presidente Gustavo Petro acerca de la educación física en nuestras escuelas1.
El mandatario sostiene que la educación física fue eliminada de los currículos escolares para ahorrar dinero y salvar a los banqueros. Pero, ¿está Petro realmente al tanto de lo que ocurre en nuestras escuelas?
Según la Ley 115 de 1994 y la Ley 181, la educación física es un componente fundamental del currículo educativo colombiano. Estas leyes no solo reconocen a la educación física como una disciplina científica, sino que también establecen la responsabilidad de los municipios en la financiación de los programas de educación física2. Entonces, ¿cómo puede afirmar Petro que se ha eliminado la educación física para beneficiar a los banqueros?
A pesar de lo que Petro quisiera que creyéramos, la realidad es que la educación física sigue siendo una parte integral de la educación colombiana. Sin embargo, los desafíos que enfrenta nuestro país son mucho más profundos que un malentendido sobre la educación física.
Vemos la corrupción en el departamento de Arauca, el aumento de la violencia en los resguardos indígenas, y la falta de vías de comunicación en los Departamentos de Casanare y Vichada5. En lugar de abordar estos problemas, nuestro presidente prefiere hacer declaraciones infundadas sobre la educación física.
Es cierto que nuestros líderes políticos deben centrarse en la educación, pero también deben enfrentar la realidad de los problemas que plagan nuestro país. Como hemos visto con Petro, las palabras vacías y los discursos inflamados no resuelven estos problemas.
Los colombianos merecen más que declaraciones vacías. Merecen un liderazgo que se centre en los verdaderos problemas de nuestra nación. Es hora de que nos organicemos en torno a un nuevo liderazgo político que luche por nuestras causas. Porque el presidente que ganó ya nos tiene en el olvido.!7.