La muerte del niño Jhoel Esteban en la ciudad de Bucaramanga, a causa del ataque de unos perros en la finca donde se encontraba el menor, causaron una indignación nacional y el repudio de la sociedad al no haberse previsto por parte de sus dueños las medidas necesarias para evitar una cosa como esta. Al día de hoy las investigaciones siguen, los perros no aparecen y la familia sigue llorando la ausencia del menor.

Una historia que nadie quisiera que se volviera a repetir, excepto aquellos irresponsables que creen que eso solo pasa con los demás perros y no con los propios, como es el caso de Olga Lucía Caballero Castañeda, la cuñada del ex contralor Fredy Anaya que hace las veces de secretaria de salud de Floridablanca y el veterinario Diego Fabián Sanabría Rodríguez, yerno del candidato a la alcaldía de Piedecuesta Raimundo Duarte Díaz, el mismo a quien señalaron de tener nexos con el grupo narcoterrorista del Eln.

Estos dos personajes, quienes en su interior creen que ser animalistas es resguardar todos los perros que puedan al interior de las instalaciones de la entidad sin las mínimas condiciones de salubridad para la ciudadanía y para los mismos animales, han convertido un edificio de atención al público en el coso municipal que no ha sido capaz de poner en funcionamiento un alcalde inutil como lo es Miguel Ángel Moreno.

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Y mientras esto pasa, en las instalaciones de la entidad los usuarios que allí asisten tienen que caminar entre orines y heces de perro para hacer los trámites públicos, evitando ser presas de los ataques que ya se han dado entre los animales que andan sin bozal por todas las oficinas, sin importarle a la funcionaria que algunos de ellos son ejemplares caninos potencialmente peligrosos, como los que mataron al niño en Bucaramanga.

Los mismos funcionarios y contratistas a su cargo viven en constante zozobra por las condiciones de peligrosidad en que vienen trabajando, pero la señora Caballero Castañeda, quien manifiesta que puede hacer lo que quiera en la secretaría porque ella es “bella y hermosa” según se lo manifiesta a los ciudadanos por whatsapp, en vez de demostrar una gestión eficiente durante los tres años que lleva ocupando el cargo sin otro mérito alguno que ser la presunta cuota política de los financiadores de la campaña del alcalde, se ha dedicado a atacar a quienes la han puesto en evidencia persiguiendo a las empresas que sí están llevando a cabo las labores que la municipalidad no cumple. Todos los días se está ad portas de una tragedia y mientras eso pasa, el alcalde Moreno se dedica a pegarle calcomanías a los carros mal parqueados acompañado de cuatro fotógrafos para que registren en las redes sociales la única labor para la que al parecer está capacitado en este nefasto mandato popular.

Es hora de que una institución de carácter nacional le ponga fin a las irresponsabilidades de la señora Caballero así de rápido como esta misma le pidió a la empresa Fuller sacar a la contratista que le llevaba el registro de sus extrañas visitas a la oficina los sábados en la tarde y los domingos en la mañana. Ya está bueno de tanto abuso por parte de esta funcionaria.

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