Los mercados del pastor
Ricardo Parra Isaza le prometió a los florideños durante la campaña del 2019 que convertiría a la Alcaldía en un reality show y, a pesar de no haber llegado al cargo, acaba de estrenar en Bucaramanga la primera temporada de su promesa electoral.
Para nadie es un secreto que la empresa escogida por el gobierno de Juan Carlos Cárdenas para comprar las 44.999 ayudas humanitarias es de propiedad del padre de ese sogamoseño, quien en su aspiración política contó con el respaldo de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, movimiento que dadas las circunstancias tendrá que ejercer con sus concejales el más estricto control político frente a esta contratación.
Problemas en el contrato
El contrato firmado, firmado está, y es ahora cuando comienzan los verdaderos problemas para la familia Parra. Las primeras acusaciones apuntan a la falta de coordinación en las fechas documentales del contrato, continúa con la cláusula que extrañamente posibilita el reajuste en los precios dentro de un plazo contractual de quince días en el marco de una declaratoria de estabilidad alimentaria en el departamento, se agrava con las acusaciones en cuanto a las exoneraciones tributarias respecto a las estampillas procultura y adulto mayor, con el desconocimiento del rubro afectado para la sustitución de esos tributos, y lo remata la preocupación de los ingresos operacionales de la empresa que no son acordes con lo exigido como respaldo financiero para el valor de este contrato.
Todo lo anterior será objeto de interesantes discusiones a futuro en manos de abogados administrativistas y especialistas en contratación pública, pero en mi calidad de simple opinador hay algo más que también me preocupa.
Los que tendrán que poner la cara
Revisando los precios presentados por el contratista, le solicité a tres comerciantes de la ciudad de Bucaramanga y dos de Floridablanca que cotizaran los mismos productos y todos llegaron a la misma conclusión: competir con esa oferta es imposible porque los precios no dan márgenes de ganancia, si se tienen en cuenta costos asociados como la mano de obra para empacarlos, los implementos para ello y el transporte para llevarlos al sitio de la entrega.
Ante semejante respuesta cualquiera podría llegar a pensar que los Parra contrataron para perder, pero eso es algo que a nadie le cabe en la cabeza y, menos, cuando dentro del proceso de contratación se observa que de las tres cotizaciones tenidas en cuenta por los evaluadores, una declaró no estar en la capacidad para cumplir con el compromiso (Despensas San Agustín S.A.S.) y a la otra le dio por aumentar el valor de la oferta con una bolsa de leche en polvo, una bolsa de plástico con el logo de la Alcaldía, el cobro de la utilización de dos bodegas, la coordinación de un ingeniero de alimentos, el transporte y la mano de obra de personal (Eco Catering S.A.S.) ¡Jugaron a perder! Lo curioso de todo esto es que en los últimos tres días los comerciantes mayoristas de la ciudad han sido testigos de la desesperación de los Parra por conseguir los productos contratados, con lo cual queda descartado que los tuvieran todos en sus propias bodegas o que su empresa efectivamente pueda cumplir con el compromiso de abastecer los casi 50.000 mercados en la ciudad.
Personalmente fui testigo de las compras que hicieron de la harina de maíz, el arroz y la sal y de la búsqueda en la que andan para conseguir el azúcar, la panela y el atún, 6 de los 11 productos contratados. Siendo así las cosas, los Parra deben estar viviendo un verdadero infierno con la logística para poder cumplir con el objeto contractual ya que necesitarán como mínimo a cien personas trabajando las 24 horas para empaquetar al menos 8.000 mercados diarios, con el agravante de que en un fin de semana la Alcaldía solo alcanzó a entregar 3.000.
El supervisor que debe dar fe de esta faena es el funcionario Luis Ernesto OrtegaMartínez y será él quien tenga que declarar que los 44.999 mercados fueron entregados en debida forma al mismo número de hogares, algo que puede llegar a quedar en duda teniendo en cuenta que ningún ciudadano está firmando actas de entrega o generando prueba alguna de ello, lo cual me lleva a pensar que es aquí donde podría estar la verdadera ganancia de este negocio.
Mi responsabilidad con La Liga
Durante más de un año he criticado con vehemencia las contrataciones hechas a dedo en favor de los amigos de la ESANT y en la EMPAS por considerar que dichas prácticas restringen la libertad de empresa de los santandereanos y favorecen las estructuras del poder político de quienes se aprovechan de su posición para utilizar a estas entidades como la caja menor de sus negocios particulares (El Cartel de Ruitoque). Una razón más que suficiente para poner la cara cuando se trata de responsabilidades propias, manifestando desde este mismo momento que si alguna injerencia hubiera tenido en la compra de los mercados jamás les hubiera pedido una cotización a los dueños de “La Canasta” para evitarle a la administración municipal el riesgo ético o jurídico de tenerlos que contratar.
No existe ningún impedimento legal para que esta empresa pueda tener relaciones contractuales con el Estado y mucho menos existe señalamiento alguno en contra del señor Raúl Ricardo Parra distinto al de ser un empresario cumplidor de sus deberes legales y responsabilidades sociales, pero algo sí había que tenerse en cuenta a la hora de solicitarse la cotización: las relaciones políticas. Si bienes cierto que Ricardo Parra se inscribió como candidato a la Alcaldía de Floridablanca por el Partido Colombia Justa Libres, la Liga de Gobernantes Anticorrupción terminó entregándole su apoyo a dicha aspiración, algo más que suficiente para que el gobierno de Cárdenas hubiese mantenido a la empresa Parra Isaza alejada de cualquier contratación directa en esta emergencia sanitaria.
No dudo ni por un solo instante que la invitación hecha a los Parra fue un error que no podrá volverse a cometer por parte de un gobierno que se apuntaló en la ética para su victoria. Juan Carlos Cárdenas no puede dejar que la contratación sea manejada por secretarios y asesores de despacho que no conozcan la filosofía que La Liga le imprimió desde un principio a sus campañas, porque en esta ocasión podrá entenderse, al mejor estilo de Duque, que fue un error de aprendizaje, pero otra equivocación más de este tipo tendrá que llevarlo a una profunda reflexión sobre el liderazgo que ejerce en su gabinete.
Más temprano que tarde el Secretario del Interior José David Cavanzo Ortiz tendrá que darle una explicación a la ciudad sobre este tema, pero que por favor no sea por Twitter. Ya es hora de que los funcionarios demuestren que son capaces de hablar y defender el legado sobre el cual están parados.