Conozco la administración pública del municipio de Girón desde el último año de gobierno de Héctor Josué Quintero, con quien tuve serias diferencias por oponerme a que la empresa Spazios Urbanos llenara de canecas de basura y publicidad un pueblo considerado patrimonio de Colombia.

Después de eso trabajé durante siete meses para la administración de John Abiud Ramírez y pude entender la diferencia que existe entre lo que es un gobierno de turno y lo que significa el liderazgo de un mandatario que piensa a futuro. Nadie hizo en tres décadas lo que Ramírez logró hacer en cuatro años, y a pesar de no estar de acuerdo con algunas de sus decisiones, comparto la visión urbanística que tiene sobre el territorio, siempre y cuando se haga de acuerdo al ordenamiento legal.

Por eso mismo el día 6 de septiembre de 2018, denuncié públicamente la equivocación que se estaba cometiendo al cambiar un uso de suelo a través de una circular administrativa, la cual sabiamente terminó siendo revocada. A partir de ahí comenzó un viacrucis para la Constructora Valderrama, ya que al revocarse la circular, su proyecto “Puerta de Oro” volvía al mismo punto de inicio.

Funcionarios de la administración me mostraron la importancia que tendría este proyecto para las finanzas del municipio y la consecución de las metas que en materia de vivienda se había propuesto el gobierno nacional. Lo entendí a la perfección, y les di mi palabra de que no volvería a escribir del tema mientras buscaban una salida técnica y jurídica para sacar el proyecto adelante.

No deja de ser curioso que ahora quieran atacar mis prácticas como profesional, cuando han sido esas mismas prácticas las que han estado al servicio de quienes me atacan.

El haber guardado silencio frente a esta situación en particular, no significa que trabaje para ellos, o que me haya aprovechado de la situación para obtener un beneficio propio y menos económico como se difama. La realidad es que hasta ahora no se ha cometido ninguna otra ilegalidad que deba denunciarse, y no voy a destruir una empresa con mentiras para darle gusto a ciertos demonios que solo se alimentan con resquemores y venganzas.

No deja de ser curioso que ahora quieran atacar mis prácticas como profesional, cuando han sido esas mismas prácticas las que han estado al servicio de quienes me atacan.

Próxima columna: La corrupción de los centros vida.

Comparte este artículo