Un gatito de apellido Ariza
Diego Frank Ariza Pérez es el perfecto funcionario público que todo político sueña tener a su lado, porque tiene la inmensa capacidad de guardar silencio frente a todo lo que perjudique la imagen de su patrón. Prueba de ello fue la inutilidad que demostró la Contraloría Departamental de Santander durante el periodo de gobierno de Didier Alberto Tavera Amado, quien al día de hoy se encuentra ante la Fiscalía General de la Nación, dando explicaciones sobre unos posibles actos de corrupción que el minúsculo contralor no encontró dignos de ser denunciados.(Haciendo clic en el botón de abajo, usted podrá tener este artículo en su correo)
Al señor Ariza no le importó que los niños de las veredas más apartadas de nuestro departamento no encontraran una ración de comida después de recorrer dos horas de camino entre su casa y la escuela, o que los jugos en algunos colegios se prepararan con las frutas desechadas por los vendedores de las plazas de mercado. Pues bien, fue esa misma desidia lo que llevó a que varios actores sociales del departamento denunciaran la situación ante las autoridades, porque si fuera por él, al día de hoy la contratación del PAE sería modelo de contratación pública en Colombia.
Y lo que muy pocas personas se han percatado, es que el contrato que tiene al exgobernador en problemas es el de una sola vigencia, y aún quedan por revisar tres más. Con más pena que gloria sera recordado su paso por el ente de control, donde aún se pueden encontrar sobre los expedientes, las huellas dejadas por el gatito que sonaba su cascabel cada vez que el poder político le rascaba la cabeza.
La elección para su reemplazo
Desde el primer día en que se conoció la lista de las personas que ocuparon los primeros lugares para ocupar el cargo de Contralor Departamental, me opuse rotundamente a la aspiración de Pablo Díaz Barrera por considerar un despropósito que pudiera llegar a ser escogido por los diputados, dado que su hermano Carlos había sido director del Indersantander y posteriormente había ejercido como Secretario de Infraestructura, lo cual lo conduciría a tener que declararse impedido en un casi 50% de la contratación departamental.
Así que su renuncia fue bien recibida de mi parte. Sin embargo, su salida revivió las aspiraciones de Carlos Fernando Pérez, un economísta cercano a los afectos del padre del Gobernador Mauricio Aguilar, quien ahora está a la espera de que los diputados cercanos al nuevo gobierno, terminen dándole los votos necesarios para ocupar el cargo del gato que se fue. Muchos creen que esto es un favorecimiento para el gobernador, pero si se analizan bien las cosas, el cargo al que aspira el señor Pérez, el doctor Edgar Higinio Villabona y el contralor Hernándo Medina, no es como lo pintan.
Un Tigre detrás de Didier Tavera
Si se analizan bien las cosas, quien llegue al cargo de Contralor, solo podrá auditar de forma inmediata los procesos de contratación del año 2019, y de forma discrecional los procesos de contratación de cinco años atrás, dado que la gobernación solo podrá comenzar a contratar fuertemente después de la aprobación del plan de desarrollo del 2020, donde la gran mayoría de las obras tendrán plazos superiores a un año, y su auditoría se llevará a cabo quizás en el año 2022, fecha para la cual ya estará en el cargo un Contralor diferente al de esta elección dado que esta misma es de transición y solo durará dos años.
Por eso es un grandísimo error creer que el próximo Contralor de Santander será el gatito de Mauricio Aguilar. Aquí el que debe comenzar a ponerle veladoras a la virgen es Didier Tavera, porque cualquiera de los tres que llegue al cargo comenzará por la auditoría de la contratación departamental del último año, y todos los demás años anteriores. Así que el verdadero trabajo del nuevo Contralor, será convertirse en el tigre que revuelque verdaderamente los expedientes que su antecesor archivó por conveniencia, y nos cuente la verdad sobre todas esas obras que aún no se han auscultado, y las que se entregarán en el año en curso, como lo es el intercambiador de Fátima, el intercambiador de Papi Quiero Piña, el clarísimo robo del Parque de la Familia y el Parque del Parapente, obras que se fundamentaron en actos administrativos firmados en su momento por el diputado Mauricio Mejía Abello en calidad de Secretario de Infraestructura.
Muchos creen que esto es un favorecimiento para el gobernador, pero si se analizan bien las cosas, el cargo al que aspira el señor Carlos Fernando Pérez, no es como lo pintan.
LO QUE ESTÁ EN EL FOSO
Llegue quien llegue, bien sea el independiente doctor Medina, el señor Villabona, o Carlos Fernando Pérez, ninguno de ellos será motivo de incomodidad para el gobernador Aguilar en razón a las vigencias que tendrá que revisar (2019 y 2020). Pero lo que si esperamos todos los ciudadanos, es ver al nuevo Contralor de Santander dándonos resultados frente a la contratación de Didier Tavera para conocer de una buena vez por todas que fue lo que pasó en Idesan, qué es lo que se esconde detrás del contrato de las cámaras con Emtel S.A., de qué forma se ejecutaron las obras en el municipio de Cimitarra, y quienes fueron los actores políticos que se beneficiaron con la construcción de la transversal de Malpaso, entre otras más. Tendrán que salir muchas cosas a la luz, y solo espero que se tenga el compromiso para hacerlo.